InicioEconomiaEl Gobierno debe pagar otros US$ 430 millones al FMI

El Gobierno debe pagar otros US$ 430 millones al FMI

Vencen este lunes y corresponden a intereses y cargos por la cuota recibida de DEG. Los analistas advierten por la menor liquidez en dólares del Banco Central.

En medio de las negociaciones con el FMI y las crecientes presiones sobre las reservas del Banco Central, el Gobierno deberá pagar este lunes US$ 428 millonesEl pago que será cancelado en los próximos días corresponde al vencimiento de intereses de US$ 389 millones y cargos netos de US$ 39 millones por el uso de los derechos especiales de giro (DEG).

La Argentina recibió el 23 de agosto pasado US$ 4.335 millones por la distribución extraordinaria de DEG a los países miembro del Fondo por la pandemia. Con esos activos, el Tesoro canceló el 22 de septiembre pasado un vencimiento de capital de US$ 1.892 millones con el organismo, una operación que se repetirá por igual monto el próximo 22 de diciembre.

A partir de noviembre, por otra parte, empezarán a correr las sobretasas por el préstamo del 2018 y este mes habrá que desembolsar cargos por US$ 111 millones extra por cumplirse los 36 meses desde que el país superó la cuota de endeudamiento que le corresponde (187,5%), algo que podría modificarse tras el apoyo del G20 al reclamo argentino de revisar dichos costos.

En ese contexto, se estima que el Gobierno pagará los compromisos de esta semana con parte de los DEG remanentes y lo mismo en diciembre. Luego, en enero vencen US$ 731 millones y en marzo US$ 2.873 millones. Así, entre Mauricio Macri y Alberto Fernández, la Argentina habrá pagado al FMI US$ 6.069 millones, incluyendo el vencimiento de este lunes.

Apostando a que la oferta de dólares repuntará en diciembre con la cosecha fina del campo, el Banco Central deberá sortear un escenario desafiante en los próximos meses. Después de flexibilizar el cepo al pago de importaciones, la autoridad monetaria debió vender el viernes pasado US$ 290 millones, la mayor venta en un solo día desde el inicio de la gestión de Fernández.

“La demanda que se observó el último día del mes estuvo asociada a la demanda acumulada de importadores que pudieron acceder al mercado después de nacionalizar mercadería que se encontraba en tránsito combinada con la toma de posiciones normal para el día, en especial en tratándose del último cierre de mes previo a una elección de medio término”, señalaron fuentes del BCRA.

Los mayores controles le permitieron al Central pasar de vender US$ 1.323 millones en septiembre a registrar compras netas por más de US$ 300 millones hasta el jueves pasado, según Equilibra. Pero el costo fue su impacto en la actividad y una mayor brecha cambiaria, a la que se habrían volcado las empresas que no podían adelantar pagos de importaciones.

La intervención en el mercado cambiario, el pago de importaciones y los giros al FMI debilitan la acumulación de reservas, un aspecto en plena negociación con el organismo. “La liquidez en moneda extranjera se está reduciendo y eso es lo que mira el FMI a la hora de cerrar un acuerdo y poner metas de acumulación de reservas netas”, advirtió Claudio Caprarulo, economista jefe de Analytica.

Mientras desde el gobierno aseguran que el Fondo aceptaría mantener el cepo cambiario, el organismo propone reforzar el stock de divisas mediante la reducción de la brecha, el déficit fiscal y la inflación. La reciente apertura de una cuenta para que los turistas liquiden sus dólares a $180 apuntaría a reducir el techo de las cotizaciones paralelas con el ingreso de los dólares por turismo, pero todavía no está claro si será suficiente.

Los analistas observan una caída de las reservas sin contar encajes, swaps, pasivos con organismos internacionales ni los DEGs restantes. “El verdadero poder de fuego del Banco Central se ubica por debajo de los US$ 5.000 millones. Si bien el Banco Central podría usarlos, el efecto sobre expectativas que generaría sería muy malo: sería como hipotecar la casa para pagar las expensas”, dijo Juan Pablo Albornoz, analista de Ecolatina.

Según Analytica, el Gobierno afronta un dilema: permitir que el tipo de cambio oficial suba para minimizar la brecha cambiaria a cambio de una aceleración de la inflación y una mayor pérdida de salarios reales que podría impactar en las elecciones de 2023 o negociar con el Fondo mantener al dólar como ancla cambiaria, aumentar la tasa de interés para minimizar la brecha y esperar que se liquiden las exportaciones en 2022.

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