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Fugas de presos en la Ciudad: cómo es la búsqueda de los 9 prófugos y el dato fundamental para los investigadores

  • La Justicia le dio la investigación a la Policía Federal pero también los busca la fuerza porteña.

Nueve presos escaparon por la puerta de una comisaría de San Telmo después de forcejear con los policías, el domingo. Otros dos rompieron la reja de una celda de una alcaidía en Once, salieron a un patio interno, treparon a un negocio vecino y de allí salieron a la calle, el lunes. De los once, dos fueron recapturados. Y la búsqueda sigue.

Dos divisiones de la Policía Federal Argentina, una de la Policía de la Ciudad y la Justicia están tras los pasos de los nueve prófugos de las alcaidías 1, de Perú 1050, y la 3A de Lavalle al 2600.

La búsqueda, a esta altura, es sigilosa pero permanente. Nada que ver con lo que fueron los instantes después de las fugas, cuando todos los policías disponibles en las comisarías y sus alrededores salieron a buscar a los presos por la calle, los techos y hasta en helicópteros.

Ahora la investigación se divide en nueve. Y cada una se lleva adelante en el campo, en el archivo de expedientes judiciales y en las redes.

“Hacemos un perfil de cada prófugo con toda la información disponible que tenemos de ellos. Desde su domicilio, sus vínculos familiares, amorosos, criminales y hasta la fecha del cumpleaños y el club del que son hinchas”, le dice a Clarín una fuente del Ministerio de Seguridad porteño. En el Departamento de Delitos contra las Personas de la Policía de la Ciudad hay más de 100 oficiales abocados a la búsqueda de prófugos.

Aunque parezca una obviedad, el dato fundamental para encontrar a alguien con pedido de captura es tener su nombre correcto. Algo que en una gran cantidad de casos no ocurre. “Cuando ves las planillas de antecedentes, por ahí tienen causas en otras provincias y muchas veces tienen 20 seudónimos o aparecen con seis, siete nombres combinados de manera distinta”, agrega la fuente.

Vilches, Valencia, Martínez Florentín, Servin y Benítez: cinco de los prófugos de San Telmo.Vilches, Valencia, Martínez Florentín, Servin y Benítez: cinco de los prófugos de San Telmo.

Esa imprecisión termina en una situación tan absurda como repetida en la que, por ejemplo, una persona que es buscada en la Ciudad de Buenos Aires, es detenida en el Conurbano por otro delito, cargan mal sus datos y, en el mejor de los casos, la Policía lo sigue buscando. En el peor, lo liberan sin que nadie se entere que estuvo preso.

Un investigador porteño recuerda, por ejemplo, el caso de una mujer colombiana que había sido condenada por la Justicia bonaerense por estafa, estaba libre y seguía cometiendo delitos.

La buscaron durante un año hasta que decidieron mandar a analizar sus huellas dactilares a un laboratorio. Ahí descubrieron que en realidad tenía un nombre distinto (con el mismo apellido) al que figuraba en la sentencia. Incluso, durante ese tiempo había hecho una denuncia por extravío de sus documentos, tramitó nuevos y salió del país. Finalmente la encontraron en Bolivia, donde cayó por un nuevo delito.

Para evitar eso, otra herramienta clave son las huellas dactilares o los sistemas de identificación biométricos.

La identidad correcta es el factor de recaptura. Y ahí la investigación de verdad arranca. Analizan la información y, a partir de ahí, una recaptura se puede dar en diez días o dos años. Nunca se sabe.

Dónde buscar a un prófugo

No hay un patrón general sobre el comportamiento de los prófugos. Pueden aparecer en la casa de un familiar, en la calle, detenidos en otra comisaría por un nuevo delito o en otro país.

Entre los nueve presos fugados este fin de semana, algunos estaban por causas de hurto (un robo sin violencia). “Te das cuenta que es gente que no entiende lo que está haciendo, porque por un delito como ese iban a quedar libres enseguida. Ahora se comen otra causa por evasión y la próxima ya están más complicados”, explica un vocero policial.

Casos como ese son protagonizados, por ejemplo, por personas en situación de calle. “Entonces, a los pocos días suelen aparecer en el mismo lugar donde estaban venían parando, como terminales de trenes, o incluso donde cometieron el delito por el que habían sido detenidos originalmente”, agrega la fuente.

Los dos prófugos de Balvanera.Los dos prófugos de Balvanera.

Hasta el 2022 la Policía de la Ciudad contaba con una herramienta que facilitaba enormemente el trabajo de buscar prófugos: el sistema de reconocimiento facial, hoy suspendido por un amparo judicial. El software conectado a las cámaras en puntos estratégicos como estaciones de tren y subte estaba conectado al programa de Consulta Nacional de Rebeldías y Capturas (Conarc) e iba activando alertas cada vez que detectaba los rasgos de una persona buscada.

La suspensión por parte de la Justicia obligó a los detectives a reentrenarse y cambiar su metodología de trabajo. Cuentan que actualmente lograron llegar al mismo nivel de detenciones que cuando contaban con el sistema de reconocimiento facial.

En una causa por fuga de presos siempre intervienen dos juzgados, el de turno al momento del escape y el que había ordenado la detención original de la persona. El juez también le asigna a una fuerza la búsqueda. En el caso de los nueve presos del fin de semana, es la Policía Federal, a través de la divisiones Prófugos e Intervenciones Judiciales por Evasión.

La causa está a cargo actualmente de la Unidad de Flagrancia Este a cargo de la fiscal Laura Presedo.

El domingo escaparon nueve prófugos de la comisaría de San Telmo. Dos fueron recapturados la misma noche. Foto Enrique García MedinaEl domingo escaparon nueve prófugos de la comisaría de San Telmo. Dos fueron recapturados la misma noche. Foto Enrique García Medina

La PFA trabaja con el Comando Unificado Federal de Recaptura de Evadidos (Cufre), lanzado en 2016 por Patricia Bullrich y que logró 10 mil detenciones hasta 2019. “Estuvo mucho tiempo parado y ahora estamos relanzandolo”, dijo una fuente del Ministerio de Seguridad nacional a Clarín.

El Cufre trabaja con las cuatro fuerzas federales más el Servicio Penitenciario Federal. Su objetivo son los presos que escapan de cárceles, comisarías y hospitales (durante algún traslado por cuestiones de salud). También se encargan de pedidos puntuales de la Justicia y de las personas por las que el Ministerio de Seguridad ofrece una recompensa.

Cuando un preso fuga la primera alerta llega por la propia fuerza a cargo de la custodia de esa persona o a través del Sistema Federal de Comunicaciones Policiales (Sifcop). Con ese simple aviso, cuando un agente identifica a alguien en la calle ya puede saber si tiene una restricción u orden de captura.

Durante las investigaciones, el Cufre se encarga de hacer un seguimiento del caso para ver dónde puede haber trabas, demoras o, ante una pista latente sobre un prófugo encomendarle el caso a la fuerza que esté más cerca.

MG

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