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Simularon un allanamiento vestidos de policías federales y robaron en una joyería de San Justo

  • Llegaron segundos antes de las 7 de la mañana, con una supuesta orden de allanamiento.

Segundos antes de las 7 de la mañana, dos hombres golpearon la puerta de un local comercial en el centro de San Justo, en el partido de La Matanza. Tenían camperas con las siglas PFA y llevaban en la mano un papel. Decían que era una orden de allanamiento. Tenían que ser policías. Pero eran delincuentes. A punta de pistola redujeron al personal y se llevaron una carga de joyas y oro valuada en millones de pesos.

El local ya había sufrido un robo hace tres años. “En 2020 lo perdí todo”, dijo Pablo, dueño del comercio. Aseguró que los delincuentes fundan el oro robado y lo convierten en lingotes que envían al exterior.

El robo ocurrió en la calle Arrieta al 3.200, en una cuadra en la que se que concentran varias joyerías. Una de ellas, Rody, fue el blanco elegido por los delincuentes que simularon ser agentes de la Policía Federal Argentina (PFA) y, en unos cinco minutos, embolsaron varios objetos de valor.

Tras simular un allanamiento, cuando les franquearon el paso, los aparentes policías redujeron a las tres empleadas que estaban abriendo el local.

“Están todas robados”, les dijo uno de ellos. “¡¿Qué tocaste ahí?!”, le advierten a una de las trabajadoras. “No toqué nada”, responde ella. El otro intruso se levanta la campera, muestra la culata de un arma de fuego y ordena: “Para el fondo”. Las llevaron a un cuarto ubicado a la trastiendas y las obligaron a darles todas las pertenencias.

Simularon ser agentes de la Policía Federal y robaron una joyería en San justoSimularon ser agentes de la Policía Federal y robaron una joyería en San justo

El episodio quedó registrado por dos cámaras de seguridad que enfocaban al salón y las trastienda de la joyería. Allí se ve cómo los intrusos -vestían también gorras con la inscripción PFA y cuellos térmicos con los que se cubrían parte de la cara- las reducen a punta de pistola y obligan a una de ellas a entregarles objetos de valor y depositarlos en un bolso negro.

En la oficina posterior adonde empujaron a las mujeres, los delincuentes retiraron una computadora. En ese momento, uno de ellos manipula un teléfono celular, con el que pareció mandar un mensaje. Segundos más tarde abandonaron el local caminando, con el bolso lleno de mercadería.

El lamento del dueño y el shock de las empleadas

Pablo, el dueño de la joyería, aseguró en diálogo con LN+ que es el segundo hecho similar que le ocurrió en los últimos dos años y medio.

“En 2020 lo perdí todo. Lamentablemente no nos aseguran a las joyerías, obviamente por los montos, entonces lo que nosotros tratamos de hacer es esto: tener alguien que nos cuide en la puerta, que nos proteja, sabemos que nunca hay personal para cuidarnos”, señaló.

Los delincuentes salen de la joyería caminando, con el bolso lleno de mercadería. Los delincuentes salen de la joyería caminando, con el bolso lleno de mercadería.

El hombre agregó: “No puedo calcular cuánto perdimos, estamos hablando de oro, de joyas, es mucho”.

“Las chicas están muy mal, son las que se llevan la peor parte. Hay una que vivió los mismo hace dos años y media y otra vez la agarraron a ella”, aseguró respecto al estado de sus empleadas tras el robo.

Por último, el joyero señaló que los delincuentes “seguramente esas cosas (por las joyas) no las vuelvan a vender o se venden en otros lugares, o se funden, se hacen lingotes, y se van para afuera”.

Un vocero judicial confirmó que el dueño del local ya puso a disposición de la Justicia las imágenes captadas por la cámara de seguridad.

Interviene en la causa el fiscal Carlos Bianchi, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 de La Matanza, quien ordenó las primeras pericias para establecer las identidades de los sospechosos.

Cómo fue aquel robo de 2020 que sufrió la misma joyería

El antecedente data de noviembre de 2020, con un golpe récord que no pudo ser superado por el robo de este jueves: en solo tres minutos se hicieron con objetos valuados en un millón de pesos.

Esa vez, a las 14.26, dos hombres llegaron en moto. Uno de ellos ingresó al local como si fuera un cliente. De pronto desenfundó una pistola e hizo entrar a su cómplice, que esperaba afuera.

Con amenazas redujeron a las tres empleadas y a una clienta. Las mandaron al mismo cuarto en el que aislaron este jueves a las trabajadoras.

“Esto es un robo, tranquilas”, “Quietita, no toques nada”, “Dale, mami” y “Seguridad, ¿tenés?”, son algunas de las frases que alcanzan a escucharse en la grabación del episodio. Porque ese golpe también quedó registrado por las cámaras de seguridad.

La mecánica fue similar: mientras tres mujeres seguían depositadas en la trastienda, otra era obligada a recolectar joyas y objetos de valor del local y de la vitrina. También se llevaron el dinero de la caja de seguridad.

A diferencia de lo que pasó este jueves, no portaban identificaciones de la Policía Federal. Síntoma de la época, cubrían sus caras con barbijos.

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