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Un Pacto con mucha pompa, pero sin educación

El acuerdo al que convoca el Presidente para el 25 de mayo no menciona, en ningún punto, a la formación de los argentinos ¿Qué país imaginan?

En realidad, nunca quedó del todo claro en qué consiste esto del Pacto de Mayo, con toda esa jerga pomposa y acartonada, y bastante alejada de la forma en que nos expresamos los argentinos en la cotidianidad.

Solo repasar que así arranca la convocatoria: “Al primero del mes de marzo del año de Nuestro Señor 2024, con los representantes del pueblo reunidos en el Congreso de la Nación, ante la mirada del Eterno, declaramos la necesidad de un nuevo pacto fundacional para la República Argentina”.

Ahora, dejando de lado estas grandilocuencias y, si se entiende que este pacto es una forma que encontró el Poder Ejecutivo de lograr un acuerdo con las provincias tras el fracaso de la Ley Ómnibus en febrero, es bueno volver a revisar el contenido de lo que se pretende consensuar.

La mayoría de los 10 puntos propuestos están vinculados a la economía, y más precisamente a la macroeconomía. Solo se agrega una “reforma política estructural” sobre la cual, como en el resto de los puntos, no se brindan mayores detalles.

El Pacto de Mayo, propuesto por el presidente Javier Milei.El Pacto de Mayo, propuesto por el presidente Javier Milei.

Como ya fue señalado por diversos expertos y organizaciones de la sociedad civil no hay un solo punto que haga referencia a la educación. Ni a sostener su financiamiento, ni a la necesidad de una reforma. Nada. Parece que, en esto, no estaríamos tan mal.

Consultado sobre las razones de la ausencia, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que es porque la educación “es algo que, para nosotros, hoy no está en discusión y es transversal a todos los sectores, que a la educación pública hay que defenderla.

“Algunos de los puntos son poner a la propiedad privada en valor, porque no es transversal a todos los sectores, o la discusión de la coparticipación. La educación pública es absolutamente transversal, por lo tanto, no tiene por qué estar en el Pacto de Mayo”, sumó.

Manuel Adorni, vocero presidencial. Manuel Adorni, vocero presidencial.

Es raro el razonamiento, y no solo porque está claro que buena parte de la población sí siente que a la educación pública hay que defenderla y eso quedó reflejado en las masivas marchas por la universidad pública.

Es raro, además, porque las naciones modernas que acordaron internamente y lograron crecimiento económico y progreso social son, precisamente,las que priorizaron a la educación y las tuvieron en centro de la agenda.

Se pueden citar, para no abundar, los casos de Corea del Sur tras la guerra, o Israel, o Singapur, o Finlandia. O incluso la Argentina de fines del siglo XIX, para no irse tan lejos geográficamente.

Pareciera que tras la jerga pomposa del Pacto de Mayo no solo hay un espíritu pacato de su redactor, sino la idea de un país en el que cierren los números -algo fundamental y necesario- pero sin un proyecto de desarrollo a futuro.

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