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“Una predisposición innata para matar”: 150 ovejas muertas por un feroz depredador en la Patagonia

  • Los perros asilvestrados son un grave problema para los ganaderos locales.

“Estos perros parecen tener una predisposición innata para matar”. La frase, contundente, pertenece a un productor ovino de la localidad de Río Mayo, en Chubut, al que una jauría de perros salvajes le dejó un tendal de 150 ovejas muertas en su campo. “Como productor, uno puede enfrentar pérdidas, pero si esto le sucede a alguien en la comunidad, no existe ningún tipo de control”, advirtió.

El de los perros asilvestrados es un problema de larga data en toda la Patagonia, donde la inmensidad de las llanuras hace muy dificil el control poblacional, y donde los rebaños de cientos de ovejas y corderos suelen sufrir ataques mortales.

“Los perros están ahí afuera. Se alimentan, reproducen y matan innecesariamente cada día. Como en un juego persistente, arruinan el trabajo del hombre”, se lamentaba hace un tiempo el ingeniero Sebastián Cabeza en un artículo publicado por Clarín.

Fieles a su instinto lúdico, esos perros atacan más ovejas de las que necesitan. Juegan con la muerte. Una pareja de canes pueden matar de 3 a 4 ovejas por día: 150 kilos de carne y vísceras de los que consumen 10%. Otros carroñeros hacen fila por los despojos: chimangos, cóndores y zorros.

En el caso de Río Mayo sucedido a comienzos de esta semana, la familia Mazquiarán, propietaria de la explotación, alertó a las autoridades de la Policía Montada de Sarmiento, quienes en colaboración con la policía local iniciaron la investigación de este incidente que, sin lugar a dudas, ha tenido un impacto significativo en la economía del ganadero. Entre las víctimas se encontraban borregos y carneros, que eran parte de un grupo selecto de animales que el ganadero cuidaba con esmero. Eran, en sus propias palabras, “la élite de nuestra producción”. Sin embargo, se espera que el recuento final de pérdidas sea aún mayor.

En condiciones normales, por el crudo invierno la mortandad de ovejas adultas ronda de 3,5 a 4% del rodeo. Pero puede crecer hasta 20% en los campos afectados por los perros. En esos casos, la “señalada” desciende además a 40% de las ovejas esquiladas. “Implica una pérdida de 50% en la cantidad de corderos”, dice un informe del gobierno fueguino.

Los ganaderos culpan de la proliferación de los perros salvajes no solo a quienes los abandonan sino a los políticos, que se muestran temerosos de tomar medidas que pudieran ofender a los defensores de los animales (de perros, no de ovejas).

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